No se asuste amigo lector que por suerte las llamas no afectaron la instalación sino el alma de los asistentes al espectáculo que se presentó el martes 9 y el miércoles 10 de julio en el coliseo de Galiano entre Neptuno y Concordia.

  Imagine que usted esté tranquilamente sentado en su luneta y de pronto irrumpa por los pasillos una avalancha de hermosas trigueñas y apuestos muchachos procedentes del Caribe colombiano, quienes portando banderas y estandartes y al ritmo de los tambores, llenen de verdadero fuego el lugar.
 
 Y se trata del Carnaval de Barranquilla, declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, quienes después de participar en la Fiesta del Fuego en Santiago de Cuba se trasladaron a la capital para que el público habanero también pudiera disfrutar de su arte y como colofón celebrar el 203 ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL DE COLOMBIA.
 
 Algo muy especial resultó la actuación única el martes de Sonia Bazanta, conocida artísticamente por "Totó la Momposina", quien junto a su grupo de típicos tambores e instrumentos de viento logró que la interpretación de su folklor, fusión de ritmos indígenas y afroamericanos, tuviera la magia de cautivar a los presentes.
 
 Pero ahí no termina esta historia, no era lógico que una manifestación de esta naturaleza se quedara encerrada dentro del escenario y por supuesto el alma del carnaval son las calles y ni cortos ni perezosos, tomaron la populosa avenida de Galiano cerca de la media noche acompañados además de la música de los Componedores de Batea, comparsa tradicional de Centro Habana, para así complacer al pueblo que colmaba la calle esperando que esto sucediera y arrollar juntos al compás este avasallante ritmo.