El que muere por la vida no puede llamarse muerto, decía Alí Primera en una de sus maravillosas canciones y por supuesto, no hay nada mas real en esta afirmación que el doloroso deceso del Comandante Presidente Hugo Chávez Frías.

 Porque sucede que este hombre lleno de sensibilidad humana y sobre todo de una sencillez extraordinaria era también un amante de la cultura, fundamentalmente la de su adorada Patria Bolivariana.

 En cuantas ocasiones le escuchamos cantar en público ante su mismísimo pueblo, al que tanto quería, con la misma fuerza y el mismo amor con el que se entregaba a las tareas más difíciles de la economía de su entrañable Venezuela y disfrutar sin límites y hasta danzar ante la interpretación de una típica llanera del Arauca o de un contagioso joropo.

 Lleve este mensaje de amor y solidaridad todo el sentimiento de los trabajadores de nuestro Teatro de Variedades América, por el que tantos hijos de la patria de Bolívar han pasado a disfrutar de sus espectáculos.